Esparragosa de Lares, y su Cerro Masatrigo.
En el siglo VIII, tras la conquista islámica del territorio peninsular, surge un núcleo poblacional en la Sierra de Lares que aprovecha su incalculable valor estratégico y defensivo. Un lugar de difícil acceso, fácil de proteger y rodeado de abundantes recursos naturales.
La ciudad islámica (Al-Laris) pasa durante la reconquista a manos de la Orden del Temple y más tarde a la Orden de Alcántara. Durante el siglo XVI se abandona definitivamente la ciudad fortificada.
Si queréis profundizar en la increíble historia de esta fortaleza, os recomiendo la lectura del libro “ENCOMIENDA DE LARES” de Víctor Guerrero Cabanillas.
El estado de ruina es real y palpable. La extensión del asentamiento es enorme y podemos diferenciar elementos como el foso, un aljibe y arranques de muros de edificaciones ya desaparecidas. Pero, sin duda, destacan los poderosos muros y torreones de la fortaleza y los restos de una iglesia de origen presumiblemente templario.
En cuanto a su estado, la vieja ciudad se encuentra en una ruina absoluta. Solo podemos ver el esqueleto en descomposición del que fué, en otro tiempo, un cuerpo hermoso.
La piedra domina todo el conjunto, y poco podemos aventurar a decir sobre técnicas constructivas o materiales.
El Embalse de la Serena al atardecer es una visión inigualable, y la imagen del Cerro Masatrigo desde la altura es algo que solo puede explicarse estando allí. Desde las alturas podemos ver también nuestro querido Castillo de Puebla de Alcocer, otra fortaleza única que ha tenido un mejor destino.
Fuente:https://arteenruinas.com/